Hace no mucho alguien me cedió una de las pocas verdades que están en mi poder. Ésta decía que la vida consiste en fijarse un objetivo y paso a paso, ladrillo a ladrillo, ir poniendo los medios para alcanzarlo. No importa cual sea ese objetivo, tener una casa con pista de tenis o la paz mundial, lo que realmente importa es haber tratado con alma y corazón alcanzarlo.
En mi caso me he fijado como meta contar historias, y no sólo eso sino que la gente las escuche. Ahora es momento de ir poniendo ladrillos, ir subiendo escalones, hasta que llegue tan alto que logré mirar con superioridad a las musas que ahora me desprecian y me privan de su compañía, hasta que logre hacerme un hueco en los grandes narradores habidos y por haber, hasta incluso, llegar más lejos de eso.
O quizá me pise los cordones y caiga de morros nada más empezar. La verdad, no tengo prisa por saberlo.
En mi caso me he fijado como meta contar historias, y no sólo eso sino que la gente las escuche. Ahora es momento de ir poniendo ladrillos, ir subiendo escalones, hasta que llegue tan alto que logré mirar con superioridad a las musas que ahora me desprecian y me privan de su compañía, hasta que logre hacerme un hueco en los grandes narradores habidos y por haber, hasta incluso, llegar más lejos de eso.
O quizá me pise los cordones y caiga de morros nada más empezar. La verdad, no tengo prisa por saberlo.
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